martes, 20 de enero de 2015

CAPÍTULO 1.





Me desperté un poco mareada, ya ni me acuerdo si apoye primero el pie derecho o el izquierdo cuando me levante de la cama. Mi madre llevaba como diez minutos llamando desde la cocina un poco enfada(a partir de ese momento no me acuerdo de más, todo parecía un sueño en el que yo iba sonámbula).
-¡Vamos, vamos! ¡Más deprisa chicas, moved el culo!-fue lo primero q oí de verdad aquel día. Odio tener gimnasia a primera hora (ya sé que muchas personas lo odian; pero yo todavía más).Y lo peor de aquella horrible clase es mi profesora, que es todavía mas horrible. Por fin se acabo y me fui directa al vestuario a cambiarme. Iba sola, siempre voy sola a todas partes.
Llevaba días oyendo hablar de él por los pasillos, por el patio, en los lavabos, en clase, en todas partes escuchaba su nombre y ni siquiera sabía quien era. Bueno tampoco os voy a mentir, pero solo que se llamaba Raúl y era ingles  (un chico de intercambio para ser exactos, que solo iba a pasar aquí un par de meses).Todas las chicas de mi curso ya se habían enamorado y pensado como serian sus hijos y su palacio de cuento cuando se casaran cabalgando un unicornio rosa con purpurina en el pelo. En fin, algo que nunca llegaría a pasar desde mi punto de vista.
Estaba en la mesa al fondo del comedor, si, la que está siempre sucia porque nunca se sienta nadie. Había decidido estar sola no sé porque pero no quería ser un estorbo para las demás mesas. De repente, oí una voz que me hablaba por detrás de mis auriculares.
-Hola, Alba-Me quede petrificada, se estaba dirigiendo a mí. Por un momento pensé que sería mejor girarme haber si había alguien detrás o salir huyendo haciendo la croqueta lo mas rápido que pudiera. Intente no parecer asusta o intimidada, nadie había podido hacerlo aunque se lo hubiera hecho creer.
Sin más, se sentó justo enfrente de mí. Me sonrió. Y empezó a comer como si yo no hubiera estado a punto de mojar mis pantalones. Me quede un rato mirándolo extrañada y esperando a que se me bajara el subidón de adrenalina que tenía en el pecho. Al final me atreví a decirle:
-¿Está buena la comida del comedor?-O lo dije muy bajito o el no lo entendió pero tardo en contestar y yo ya no podía más con tantos sudores.
-Si. Vamos juntos a informática por eso se tu nombre, lo he visto en el tablón y quería conocer a quien se iba a sentar a mi lado.
“¿Qué? Esto no me esta pasando. No, no y no. Tiene que ser un sueño.”

-Ah. Pues no me habían dicho nada-Me mostré un poco desconfiada, no quería que pensara que el solo hecho de sentarse conmigo en esa horrible mesa me iba a hacer cambiar de opinión respecto al término de tener amigos o siquiera compañeros. Pronto descubriría muchas más cosas…

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